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Allí conocí un tipo de una ONG, un chavalín. Nigeria tiene un problema gigantesco y es que tiene ocho millones de niños viviendo en la calle.

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Sin hogar, o sea, tal cual.

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Y se trata mejor aquí a un perro callejero que allí a un niño callejero.

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¿sí?

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Allí un niño es basura, es escoria, el policía le da patadas al niño, si le va a pedir dinero, todos apuñalados, esnifando pegamento.

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Hay mucha droga en Nigeria.

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No tanto dura, pero los niños tienen el pegamento. Por si te da pegamento que es lo barato y a viajar. Y son niños sin futuro. Al final, ¿qué espera de un niño de ocho años que solo ha visto que le han pegado, le han apuñalado? Y las niñas, te puedes imaginar lo que les pasa.

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Niñas pequeñas, hablamos.

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Niñas pequeñas. 8 millones de niños y tratados como perros. Entonces, conocí a una persona, James O'Kina, que venía de la calle y con 16 años alguien le ayudó a salir y quiso devolverse a favor y montó su propia ONG para sacar niños de la calle. Y había sacado... Cuando le conocí, tenía ya 18 años, 300, 400 niños. Había creado una pequeña escuelita para que los niños salieran. De hecho, íbamos un día caminando por la calle y se empezó a escuchar: Daddy, daddy. Y venían los niños, que yo había visto esniflando pegamento antes, que parecía que te iban a apuñalar. Y de repente veías que eran niños, que venían a abrazarle, que él era su figura paterna. Venían a abrazarle. Imágenes muy bonitas con ellos, muy duras. Pasé allí unas semanas con este chico, hicimos muy buenas migas con James O'Kina, un tipo muy creyente. Me estaba Me estás dando todo el rato a convencer: Vente a la iglesia, quiero que la veas. Católico. Católico. Quiero que la veas, vente, tal cual. Y yo: No, es que justo hoy no puedo. Y en una de esas ya no me pude escapar y fui para allá. Con él, iglesia, 300, 400 personas.

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No conozco Yo he hecho el protocolo aquí, pues allí, yo iba a ver a gente, no sé, Amén, pues Amén. Al otro, yo iba repitiendo un poco lo que escuchaba. De repente, te salen unos raperos allí. ¿Raperos? Sí. ¿En la iglesia? En la iglesia. Chavalines, me imagino que rapeando sobre Dios. De repente, una en minifalda de San Encantando. Era una fiesta aquello.

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Un poco como gospel en Estados Unidos, ¿no? Ese rollo de fiesta. Sí, sí.

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Más todavía, más joven, más desenfadado. Y sabían que eso, que si querían mantener la Iglesia viva, son los chavales, y al chaval no le vas a llevar con un sermón, lo vas a llevar con un poquito de hip hop. Que le aro mola. Y un poquito de baile. Y bueno, allí estuve alucinando. En una de esas nos hicieron darnos la mano, cerrar los ojos, para pedir un deseo o una esperanza. Hice trampas, abrí el ojo y vi que el chico de aquí al lado era un chico jovencito. Tenía los ojos cerrados, se estaba apretando, estaba pidiendo... No sé qué tenía en su vida, pero ahí me di cuenta del rol que tiene la Iglesia y de la importancia que tiene poder acogerte a algo. Ese tipo le iba la vida en ello, en cómo oraba, estaba moviendo los labios con los ojos cerrados. Y bueno, pues vi que...

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Tiene una buena función también la Iglesia en muchos sitios del mundo. Y mira que yo no soy creyente, pero para esto sirve. Sí, sí.

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Vi que ahí había esperanza y que hacían un papel bueno y que acogían gente que... Pues eso, que en vez de estar en otro lado, la gente estaba en la Iglesia la comida, le daban no sé si un té, algo de comer.

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Y les da esperanzas, ¿no? Y esperanzas. Y creen en Dios y en el más allá y en la bondad. Y bueno, les da fuerzas.

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Se va a arreglar porque claro, la vida de allí es muy dura. La gente tiene el hermano muerto, la madre no sé cuántos, el otro no sé qué. Entonces, necesitas agarrarte a algo porque el todo va a salir bien. Aquí te lo dicen y te lo crees porque suele salir, pero allí no. Claro.

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Depende de cómo ni eso. Pero bueno, ahí eso tenía una función. Sí.

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Y en una de estas estaba el cura que le tenían, pues eso, era el señor que mandaba allí, bajó los escalones, vi que se iba acercando a mí, la gente le revalenciaba, el tipo corra alrededor de él, se acercaba a mí y me dice: Me han dicho que no crees en Dios. La gente, 300 personas yo ahí en su casa diciendo: A ver, No creer, no creer, tampoco...

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Saliendo ahí por la targente.

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Me dice: Mañana a las 12 quiero hablar contigo, quiero que vengas a mi oficina y quiero... Pues eso. Él intentaba salvarme, salvar el alma.Tuvimos.

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Una charla.Pero de buenas.

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De de buenas maneras, al final se preocupaba por mí. Y las situaciones que James se había preocupado por mí, él realmente sufría que yo no fuera el cielo. Creía que yo era una buena persona y quería. Y bueno, pues ahí tuvimos esta charla distendida. Y con este chico, en Nigeria, con James, al Al final, había alquilado en la trastienda de una iglesia donde traía a los niños de la calle.

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Para que durmieran y todo eso.

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No tanto dormir, no le dejaba todavía dormir. Ahora ya creo que lo ha montado, pero por lo menos para que desconectaran y les hacía juegos. Hacía típico juego de cartas, una corbata a ver quién se hacía más rápido el nudo, cosas así. Y había, yo que sé, 30 o 40 niños y de repente me fijé que la mayoría estaban dormidos, así en la silla, la babita cayendo. Y le pregunté a James: ¿Qué pasa? ¿Se aburren? Qué raro. Y me dice: No. Vienen con una tensión tan alta en la calle de que les van a apuñalar, les van a violar, les van a todo. Este es el único sitio seguro que tienen a la semana, los viernes, se me ponen la carne de gallina de la historia, y es el único momento en el que el niño puede bajar la guardia y relajarse hasta el punto de fiesta, los niños dormidos con la babilla por aquí, con las cartas así ¿Cómo estás?. Y ahí me di cuenta realmente de eso, son niños que de puertas afuera tienen que ser hombres a los ocho o diez años. Has apuñalado porque te han apuñalado porque ya estás en metido en unos líos.

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Le pregunté la historia de uno de ellos, por ejemplo, y me dijo que esas Navidades Él tenía un hermano gemelo y vivían con su madre, nadie más. Esas Navidades asesinaron a su madre. Se fue a vivir a la calle con el hermano gemelo y perdió a las pocas semanas el hermano gemelo.Que.

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Murió también.

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No se sabe, no lo encontró. Se perdió, no estaba. Y el chico este, le veías, le invitamos a cenar, le veías que recogía los platos, que tenía mucho modal, muy timidito, no pintaba nada en la calle. Tenía como ocho o diez años, no pintaba nada y la vida le había puesto allí en la calle. Él me decía que lo único que quería era encontrar a su familia, a su madre ya no porque sabía que no, pero a su hermano, y volver al colegio. Su sueño era volver al colegio. Entonces, así, ocho millones de niños, ocho millones de historias muy duras. Y en cierto punto, después de eso, varias semanas con él, me vi yo desde fuera con una moto viajando, que vale, que está bien, Pero me rellegué a plantear el: Ostras, es poco dinero lo que vale mi moto, pero me puedo quedar aquí, puedo ayudar, aunque no sea mucho, pero eso, puedo ayudar vendiendo la moto. Estuve tres, cuatro días planteándome eso y al final me di cuenta que el punto fuerte donde yo podía ayudar era... Visibilizarlo. Dándole visibilidad e intentando encontrar otras. Y de hecho, una vez que saqué el vídeo, recibieron más dinero.

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Qué bueno. A través del vídeo que con lo que yo hubiera hecho con la moto, pero hasta ese punto me caló.

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¿y cómo se puede ayudar? Porque la gente que vea también que puedan hacerlo? ¿Cómo se puede ayudar a los niños?

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Es una ONG que se llama Street Priest.

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Street Priest, tal cual. Y si pones Nigeria Street Priest...

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Te sale. Están en Calabar, en Nigeria. Y escolarizar un niño vale 40 dólares al año. Imagínate. Este chico ha conseguido... Tiene una personalidad muy fuerte, muy buena. Le ves que es puro y ha conseguido 40 o 50 voluntarios, chavalillos de ahí de la ciudad, que en vez de estar en otras, están ahí sacando niños, ayudándoles, escuchándoles. Y bueno, pues eso. Ahí me cambió el chip de decir: Todos nos quejamos de qué mal está el mundo, pero aquí hay un chaval de 18 años que me acaba de dar una lección. Dejándose la vida, el tipo sufría mucho. Se le han muerto niños en los brazos y se nota que estaba marcado. Cuando me contaba la historia, me la repitó varias veces y le ha marcado. Con 18 años se está haciendo el cambio cuando nosotros nos creemos de Que no podemos hacer nada.

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O que se nos acaba la batería del móvil y vaya problemón.

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Y estás liado así. Y este chico me gustó mucho conocerle y ahí empecé a buscar un poco estas ONG y a ver que había esperanza. Muchas veces ves muchas historias malas y estos chicos me devuelven la esperanza.

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¿cuánto tiempo estuviste por ahí?

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Nigeria, igual un par de meses, no recuerdo bien.

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Un poco más que en los otros países.

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Porque paré unas semanas en un centro de chimancés y de primates. Con este chico también estuve unas semanas y me gustó, me lié y lo disfruté.