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Un experimento en los años 80 en la que unos investigadores estaban muy interesados en aunar la mística con la experimentación. Entonces tenían una idea y es que si tú dabas la privación absoluta a un ser humano, es decir, le quitabas la vista, le quitabas el oído, el tacto, el gusto, etc. Al cabo de las horas de la absoluta nada sensorial podía llegar a contactar con Dios. Entonces pidieron voluntarios. Una persona fue voluntaria, la aislaron absolutamente de todo, oscuridad absoluta, silencio absoluto, no le daban de comida. Primer día bien, segundo día ven que empieza a gritar y que intenta como alejar cosas, se rasca la piel, pasan un par más de días absolutamente loco ya, pero al final ya acaban contactando con él. Abren esto, dicen que estás qué estás viendo y estás hablando con Dios. Y le dice sí, pero no es un Dios bueno, no es un Dios que le importemos. Y en ese experimento se dieron cuenta de que quizás lo que hay ahí arriba no es algo que sea benevolente. Vio eso como el absoluto terror ÿ.